En madrugadas tan frescas como estas… la melancolía personificada baila a mi alrededor con un vestido fantasmagórico que parece nunca tocar el piso. Podría verte danzar por horas, cada tanto te acercas y me besas la frente como queriendo consolarme de algo que aún no he comprendido del todo…
Me provocas tantas cosas… puedes verme sentado en el medio de mi cuarto con la cabeza mirando el suelo imaginando el mar rodeando mis pies, siento el agua como si fuese parte de mi… El olor a café y su vapor que atraviesa mis poros cada vez más… La música que se adentra en los bosques obscuros de mi mente como si sintiera la necesidad de recorrer cada esquina de ella… Los pensamientos e ideas que me hacen llorar…
Quiero escapar y tropiezo una y mil veces, la vida misma me anestesia al punto tal de sentir sueño a lo largo de todos mis días… Me has perseguido por toda mi vida, es inútil pedirte que te vayas, al igual que es inútil pedirme que te olvide de un día para el otro… Como si fuese tan fácil… Como si existieran soluciones mágicas…
Te siento tan impregnada en mi que te creo algo rutinario, todo lo demás pierde su sentido por completo, todo lo demás se convierte en distracciones del constante aburrir de mis días.
Algo que se explica de mil maneras y jamás se entiende, quizás sea yo el culpable… Puede que ella sea la cruda excepción a la regla… A las de la vida… A las reglas de mi vida…